Éxito de ventas, referente del medio e icono para la clase trabajadora. Ashita no Joe es mucho más que una historia de boxeo

Ashita no Joe

Escribir de Ashita no Joe (Joe del mañana) da respeto, porque son palabras mayores. Hay mucha tela que cortar con el propio manga, pero tanta o más con el impacto social e histórico que tuvo su publicación, allá por 1968. La fecha no es casual: en plena ola de agitación social en todo el mundo (Francia, México, Estados Unidos, Checoslovaquia…), Japón vivió su propia primavera de revueltas de la mano del movimiento estudiantil, alentada por la rápida transformación económica del país tras la derrota de la Segunda Guerra Mundial. En este fenómeno, la influencia de la cultura popular, principalmente del manga, no fue ni mucho menos un hecho secundario. Así, Joe del mañana pronto fue abrazado como un icono proletario.

Aunque se suele vender la imagen de una sociedad tranquila y disciplinada, por aquel entonces Japón distaba de ser una balsa de aceite. Ya en 1964, dentro de la corriente de manga adulto gekiga, había aparecido en la revista alternativa Garo la obra maestra de Sanpei Shirato, Kamui Den, una historia de ninjas que, de forma nada disimulada, criticaba la desigualdad y la opresión. En cambio, Ashita no Joe se publicó en la revista juvenil Shônen Magazine; además, lejos de hablar de tiempos pasados, apelaba directamente a los chavales de la calle y se centraba en el boxeo, un deporte popular en pleno año olímpico. Puro Zeitgeist.

Por el mañana

Ashita no Joe nos presenta a Joe Yabuki, un joven descarriado que, tras pasar por varios orfanatos, recala en una barriada pobre de Tokio. Allí se cruza con Danpei Tange, un exboxeador que, al comprobar las dotes para el combate del chaval, se obsesiona con él y trata de convertirlo en su pupilo… con poco éxito. Porque Joe es un auténtico pendenciero que va a dar con sus huesos en un reformatorio de máxima seguridad. Allí encontrará un rival a su altura, y con la motivación de derrotarlo, aceptará por fin los consejos epistolares de su tutor. Comenzará así una carrera deportiva llena de sangre, sudor y lágrimas que, a lo largo de los doce tomos que componen la edición de Arechi, culminará en uno de los clímax más famosos del manga y, probablemente, del cómic mundial.

Asao Takamori (1936-1987, más conocido por su otro nombre de pluma, Ikki Kajiwara) escribe un relato de iniciación y superación con fuertes ecos de literatura proletaria, mientras que Tetsuya Chiba (1939) despliega un estilo de dibujo que se mueve a la perfección en un terreno intermedio entre el cómic juvenil y el adulto.

Aunque tiene todo el sentido del mundo para presentar al personaje y construir el camino del héroe, el arranque de Ashita no Joe es algo lento y disperso para lo que nos tiene acostumbrado el manga actual. En este sentido, y vaya por delante que la edición de Arechi es más que correcta, un texto que explicara el contexto de la obra hubiera ayudado mucho a que los lectores sean conscientes de la joya que tienen entre manos. Auténtica historia del manga.

Joe del mañana (Ashita no Joe), de Asao Takamori y Tetsuya Chiba nº1 (de 12)

Arechi Manga. Rústica, b/n, 384 págs., 16 euros.

Traducción de Marc Bernabé

*Artículo publicado originalmente en la revista Z